domingo, 28 de junio de 2009

El daño que nos causa la envidia..que quede en su conciencia!!..


siempre he pensado que si la envidia fuese de color estaríamos pintadas.
Siempre hay envidia por lo que otras personas poseen o logran en la vida. La envidia puede hacer más daño de lo que creemos, aleja a las personas de nosotros, incluso a los amigos. Y no sólo aleja a los amigos, sino que incluso provoca que nosotros mismas seamos quienes nos alejamos de ellos. La envidia nos aleja de nuestras amistades porque no nos permite actuar bien, codiciamos lo que otros tienen, y eso no es bueno ni para el corazón ni para el alma.

Siempre encontraremos personas que tienen más que nosotras, pero lo que hay que hacer es ser buenas y alegrarse por ellos. Muchas personas pasan por nuestras vidas, y si tienen más de lo que tenemos nosotras es más que probable que sea fruto de su esfuerzo y sacrificio. El problema radica en que tendemos a no ver eso, y sólo vemos lo que tienen y lo que nosotras no tenemos, y eso tiene consecuencias directas sobre nosotras, eso nos afecta.

La envidia existe en todas las clases sociales, y a todo nivel.

Una persona envidiosa es mala influencia para ti, es malo que esté en tu vida porque no importa cuanto le ayudes, o cuanto trates de ser correcta con esa persona, siempre creerá que lo merece más que tú.

Por mucho que intentes complacer a una persona envidiosa, por mucho que le intentes ayudar, nunca lo lograrás. Se te puede ir la vida intentando ayudar y complacer a una persona envidiosa, porque nunca tendrá suficiente, nunca tendrá todo cuanto cree merecer. Y aunque resulte evidente, la persona envidiosa tiene algo malo, algo con poder de destrucción: la envidia.

Cuando hay envidia sólo Dios puede hacer algo, porque es imposible complacer a los envidiosos. Son personas amargadas, nunca están contentas, siempre están aburridas. Puedes complacerles por un rato, por unos días… pero pronto surgirá otra vez el rencor que provoca la envidia, las malas acciones, las críticas, el hablar mal de ti y todos…

A una persona envidiosa, tan pronto le complaces en algo se fijará en otra cosa que codiciar, pues la persona envidiosa ya da por sentado que merece aquello en lo que le has complacido, cree que era su derecho, que a fin de cuentas sólo se ha hecho un poco justicia a su vida, que tan injusta la ve.

Las personas envidiosas podrían tenerlo todo, y nunca sería suficiente. Y muchas veces lo tienen todo, pero no están contentas, desean más. Lo que no tienen es porque no lo buscan, lo buscan en tus manos pero no en el esfuerzo de sus propias manos. Esas personas sólo traen tristezas al corazón, especialmente cuando son cercanas a ti.

Muchas veces, en el trabajo sucede lo mismo. Si eres buena trabajadora, y te esfuerzas en lograr una meta, la persona envidiosa siempre estará ahí para hacerte la vida imposible, porque no es capaz de asumir su propia vida, siempre vive pendiente de ti y de los demás, y al final quien intenta ayudar a una persona así se acaba amargando porque nunca se le podrá complacer, porque dentro de estas personas habita el egoísmo.

No hay envidias sanas, la envidia es una mala conducta que debemos trabajar en eliminar. Si tienes capacidad y seguridad en ti misma no debieran existir esos sentimientos tan negativos que provoca la envidia. Debes trabajar en tu interior, dejar de fijarte en lo que tienen los demás, dejar de fijarte en lo que crees que te corresponde a ti pero que otras personas han logrado, debes superarte a ti misma y no incolucrar a otras personas.

¿Existe la envidia sana?
No, no existe y hay que sacarla fuera de nuestras vidas. La envidia, cualquiera que sea, sólo nos hace desdichadas, y la envidia tiende a crecer cuando se le alimenta; hay que eliminar esos sentimientos de raíz, desde el primer momento en que las sintamos venir. Sé feliz con lo que tienes, sé feliz con el éxito de quienes te rodean (aunque creas que tienen más de lo que merecen mientras tú tienes menos).

La persona envidiosa crecerá con sentimientos de frustración y vacío interior, y siempre será un adulto envidioso, y lo peor de todo es que afectará a todos los que le rodean, contaminándolo todo; su rencor y envidia lo lleva a contaminar los éxitos ajenos, y si el éxito es de una persona cercana esa persona no podrá disfrutar plenamente de sus propios éxitos, porque la envidia destruye lo contamina todo.

Las personas envidiosas suelen tener excelentes habilidades para manipular a los demás. Muchas veces la persona envidiosa se esconde detrás de una cara dulce y agradable, sabe aparentar ser una buena persona y cae muy bien, incluso pareciendo una persona humilde y desinteresada.
Pero ojo, porque cuando realmente conoces a la persona envidiosa descubres que nunca se alegra por ti, y cuando lo hace es una alegría falsa, para sacar provecho de ti. Cuando te ayuda, por mucho que diga, no lo hace desinteresadamente ni por hacerte un favor, lo hace para tomar crédito y gloria de lo que hace. Constantemente te recordará cualquier “favor” que te ha hecho, y se encargará de pregonar a todo el mundo lo buena persona que ha sido contigo, que sin su ayuda no tendrías lo que ahora tienes.
Es difícil estar junto a una persona envidiosa, lo contamina todo: no sólo su propia vida y sus propios éxitos, sino también tu vida, porque las personas con envidia no sólo son victimas de sí mismas sino que siempre tienen victimas, como puedes serlo tú.

Si eres una persona envidiosa y quieres salir de ese mal estado que consume tu vida y la de quienes te rodean, yo sólo sé recomendarte que te acerques a Dios y busques su ayuda. Dios puede ayudarte a alejar a de ti la envidia de tu corazón y de las personas que te rodean. Examina tu corazón, y busca la razón por la que no eres feliz con lo que tienes, la razón por la que siempre te fijas en lo que tienen los demás y no eres capaz de disfrutar de aquello que tienes, aunque sea poco. No permitas que la envidia albergue tu corazón, porque la envidia contamina

Y a ti,que has tratado de invadir mi tranquilidad solo puedo decirte que si mi brillo te molesta uses lentes =)

¿Son tus problemas los peores?

Muchísimas veces nos encontramos pensando cosas como que “mi vida no tiene sentido” y “tengo problemas demasiado grandes”. Tendemos a pensar que nuestros problemas son únicos, que nadie sufre como nosotras, que nunca encontraremos una solución, o que nunca podremos llegar a ser felices.

Sentimos que cielo y tierra chocan porque no logramos lo que queremos, ni en el momento que lo queremos. Muchas veces es por cosas materiales, y nos decimos “qué mala suerte tengo”.

Tenemos poca tolerancia para las situaciones difíciles que sólo requieren de nosotras un poco de esfuerzo y reflexión para pensar cuan suaves o fáciles son de solucionar aquellos problemas que llamamos “problemas sin solución”. Todo lo que remos “ya mismo”, y aún así, aunque lo queramos de inmediato, no somos capaces de trabajar en ello, para lograrlo, para buscar soluciones, y esperamos a que las cosas se nos arreglen por arte de magia, muchas veces incluso reclamándole a Dios por “haberse olvidado” de nosotras, o por “no escucharnos”.

Nos agobiamos por cosas que tienen solución, por cosas triviales, gastamos energía en lamentarnos cuando no logramos el amor de quien amamos, o porque nuestro hijo está “rebelde” y perdemos el control por cosas que si bien es cierto pueden alterar nuestro estilo de vida no deberíamos olvidar que todo tiene solución por difícil que sea. No olvidemos que no hay entrada sin salida, ni principio sin final, porque mientras nosotras nos lamentamos por no poder conseguir que “el ingrato no se vaya” o “porque mi pelo no luce como yo quiero” o porque no puedo cambiar mi auto o los muebles de mi casa, estoy muy gorda o muy delgada y hasta de que triste luce el día, cuando hay tantos que nunca han contemplado el sol por la ceguera, sin embargo le da gracias a Dios por la tibieza que siente con sus rayos.

En otras moradas muchas veces muy cerca de nosotras, hay madres y familiares que le dan gracias a Dios, porque por fin pudieron comprar la silla de ruedas para el hijo invalido, o simplemente pudieron comprar la medicina para aliviar el dolor físico del hijo que se debate de dolor, pero que nunca tendrá cura la madre le da gracias a Dios por un día mas con ese hijo que se le escapa irremediablemente de su amor, porque ni todo su amor ni toda la paciencia le puede devolver la salud a su amado pedazo de cielo.

Aun así pide con todo fervor, porque mañana le sea permitido ganar el sustento para sus otros cachorros.

¿Cuántas veces nos enfrentamos con problemas que nos roban las horas de sueño? Sentimos pena de nosotras mismas porque la casa no luce bien, o por lo menos no como queremos. Se nos olvida que muchos tendrán como único techo el cielo y por paredes un mundo inclemente e inhóspito que no los cubrirá del frió, aun así, le dan gracias a Dios por cada día de vida.

Y mientras nos retiramos al descanso y le rogamos Dios que mañana sea mejor que hoy, en otra parte de la ciudad le ruegan a ese mismo Dios por otro día, un solo día más con su ser amado que se le escapa la vida sin poder hacer nada.

¿Crees entonces que tus problemas son únicos y sin solución?
¿Que ninguno sufre como tú?

porque siempre todos pasamos por las mismas situaciones^^'

Confianzas traicionadas..

Es bien sabido que en cada criatura viviente hay un caudal de conocimientos para compartir con los demás, pero no todas las personas están preparadas ni dispuestas a ello.
Eso hace que el egoísmo en el ser humano sea más grande cada día y que nuestro mundo, se haya convertido en un planeta de baratillo y en bancarrota de todos los valores, lleno de caprichos, resentimientos, celos, envidias, codicias, dobleces, falsedades, mentiras, etc.


¡Qué feo se siente cuando una persona te finge un cariño que está muy lejos de sentir, se acerca astutamente a ti, te pregunta cosas de tu vida, y tú, inocente y confiada le respondes sinceramente, sin imaginar ni oler las sogas del engaño que tendieron para ti, ni sospechas siquiera la doble intencionalidad en las palabras y halagos traicioneros.

Entonces, cuando esas personas dobles y falsas que un día te fingieron cariño, obtienen la información deseada de tu persona, luego la utilizan en tu contra… ¡Tú confiaste!, ¡Paga el precio!, ahora estás en sus manos, porque conocen todo de ti, y yo me pregunto: ¿Hasta dónde o hasta qué punto debe uno conservar la prudencia? ¿Será acaso que tendremos aprender a cerrar la boca y abstenernos de contar a nuestras amigas las cosas intimas como si fueran un pecado? o ¿Cómo imaginar que un día nos convertiremos en el hazme-reír de otros, en la comidilla del radio-pasillo, en la burla de los necios que no entienden de fidelidad afectuosa ni de los valores más elevados en el ser humano?

Eso es en cuanto a las “queridas amigas”, pero hay algo más grave todavía: ¿Qué pasa cuando es a un hombre a quien le has confiado toda tu vida? y vas pasando de boca en boca porque el señor no se supo callar y vomitó todas sus indigestiones ante una persona que recién él acaba de conocer. A ese hombre le confiaste todo de ti, sabe de tus horarios, tus gustos, tus roles, tu familia, sabe qué desayunaste, qué comiste y qué cenaste. Conoce además qué vestido te pusiste hoy, a qué hora te duchaste, qué vas a hacer más tarde y qué piensas hacer mañana y pasado mañana. O sea… ¡Ese hombre conoce todo, absolutamente todo de ti!

Pero tu conciencia de mujer limpia y pura, está tranquila, se siente liberada emocionalmente, no hay nada que temer, nada que ocultar, nada de qué arrepentirse y mucho menos nada de qué avergonzarse, y cuando menos te lo esperas… ¡SANTO DIOS!, llega a tus manos una noticia inesperada, una carta con varios datos de ti, y varias fotos que solamente compartiste con una persona: Ese hombre en el que confiaste plenamente o esa amiga intrigante y falsa a quien creíste casi tu hermana y le prestaste hasta el lápiz labial en tu recámara. ¡Te quedas sorprendida! ¿Cómo es posible que tus cosas íntimas anden por allí, convirtiéndose en propiedades de gente extraña? ¿De qué te dan ganas? ¿Qué quisieras hacer en ese momento?

No cabe duda entonces que estamos viviendo tiempos de mucha maldad, de mucha competencia, de muchas envidias, de muchas acechanzas, fraudes emocionales, dolo, intriga, pobreza espiritual, y por lógica, de mucho dolor e incomprensión por parte de los seres que más amamos, seres en los que más confiamos y que precisamente porque los amamos les abrimos el corazón de par en par. Pero me vuelvo a preguntar: ¿Qué pasará entonces si nosotras aprendemos a cerrar el corazón? ¿Será justo que por lo que nos hizo un ser del mundo, tengamos que desconfiar de todos los seres del mundo?

Perder para ganar..

¿Y cuál es esa verdad?
Que hay que perder
para ganar.

Suena fácil, incluso sencillo, pero no lo es. Especialmente si nuestra relación sufre de muchos percances, cuando esos mismos sueños que un día alimentaron nuestras vidas ya no están, cuando esa persona que era tu vida se fue, te ha sido infiel, o cuando tus amigos con los que compartías tus alegrías tus penas, ya se han ido, están demasiados ocupados para atenderte.



sólo deseas que todo sea un mal sueño para despertar de todas esas tristes realidades…

Por eso hay que perder para ganar. Hay que perder, dejar ir aquello que nos hace mal, no se puede estar todo el tiempo hablando de nuestros sufrimientos, debemos aprender a soltar. Claro que vas a sufrir, vas a llorar, pero ¿qué vale más? Supondrá un tiempo en silencio, haciendo una limpieza interior, para poder salir a la luz, para poder dar a la vida otra oportunidad, tratar de vivir en forma tranquila.

Por miedo a la soledad tendemos a aferrarnos a los recuerdos, no queremos soltar nuestras manos y dejar volar lo que creemos que es nuestro. Nada en esta vida nos pertenece, ni siquiera nuestra vida, todo es prestado, nada es eterno; por eso amiga piensa en esta reflexión, muchas veces debemos perder para levantarnos y ganar de nuevo.

Recuerden cómo era su vida antes que tuviesen tantos problemas, donde el sufrimiento hizo nido en tu corazón, donde quedó la mujer que soñaba con ser una princesa, donde está esa mujer luchadora que más de alguna vez fue modelo a seguir para otras personas. Intenta buscar dentro de tu ser qué pasó con aquella persona que una vez fuiste, y vuelve a pensar que eres muy especial, vuelve a creer en ti misma, en tus capacidades para amar, para trabajar, para volver a ser la mujer segura de sí misma que antes eras, antes que llegara esa persona que te anuló por completo.

No es nada fácil volver a reír sin parar, no es fácil cuando sólo quieres llorar. No es fácil volver a entregar el corazón cuando te lo han roto varias veces, pero se puede, si pones de tu parte podrás, si necesitas de ayuda en esta misma página intentaremos darte un poco. Estamos aquí para ayudarte con tus problemas, sólo te pido que sepas que a veces hay que saber soltar, dejarlo ir, dejar ir a todo lo que te rodea (sea material o sentimental), dejar marchar aquellas cosas que no te hacen feliz. Hay que perder, porque dentro de esa -pérdida- volverás a renacer, volverás a vivir la vida sin estar sufriendo o todo el día hablando de tus penas. Hay vida para ti, hay esperanzas dentro del dolor, hay que confiar más en Dios, haz un ejercicio:
-Respira-
Suelta… y vuelve a vivir.

Como afrontar el fallecimiento de un ser querido?...

La pérdida de un ser amado marca huellas indelebles que quedan para siempre en el corazón. Cuando la pérdida es por divorcio tenemos que atravesar una etapa de duelo y recuperación, existen libros de “expertos” cada cual con nombres sofisticados y textos estudiados, que en cierta forma ayudan a que al final volvamos a ser “felices”, y hasta puede que nos enamoremos de nuevo y todo queda olvidado y hasta perdonado…

¿Pero qué pasa cuando la separación de alguien cercano a nosotros es provocado por la muerte?

La muerte de una persona amada no marca un antes ni un después en nuestra vida, no existen libros ni diccionarios que puedan decir las palabras exactas para consolar el dolor, la impotencia de no poder hacer nada, quedan muchas cosas pendientes por decir, proyectos sin terminar, acciones y cosas que guardamos “para mañana” un mañana que se quedo congelado en un futuro con esa persona amada que se marchó para siempre.

Nuestra historia se detiene y empezamos una nueva etapa sin ellos, el dolor es inenarrable, indescriptible, algo que no comprendemos ni siquiera quienes estamos pasando por ese dolor, la realidad es demasiado dura para afrontarla ni siquiera nos atrevemos a pensar en ella.

Pero nos levantamos cada mañana y añadimos un día, un mes, un año más a esa ausencia eterna hasta que un día de buena estrella nos una de nuevo, nuestros seres amados se escaparon, le ganaron la batalla al dolor, al sufrimiento, se le escaparon a este mundo muchas veces cruel e inhóspito, después de todo, ellos, quienes se nos adelantaron, alguna vez también tuvieron que despedirse de alguien a quien amaron, ya nos los alcanza ni el llanto ni el sufrimiento de quienes nos quedamos en una plegaria convertida en llanto, llanto convertido en oración.

A pesar de todo, debemos enfrentarnos al proceso de duelo, de aceptación, ninguno nos garantiza, no podrían garantizarnos cuando o cuanto tendremos que caminar aun por esta vida para concluir el proceso de recuperación, sabremos que la hemos alcanzado cuando seamos capaces de emprender proyectos y sueños y trabajar en ellos, cuando nuestra risa salga de nuevo, cuando podamos de nuevo llevar una relación normal, con familiares o con nuevas personas, nuevos amigos y compañeros que lleguen a nuestra vida, sabremos entonces que aceptamos que nuestro ser amado ha muerto y no
No podemos, no debemos confundir aceptación con olvido, aceptar es volver a encontrarle sentido a la vida y a todo lo que hacemos, saber que somos capaces de recordar al ser amado con vivencias y memorias del ayer, sin sentir ese dolor y el llanto convulsivo que a un principio no podíamos controlar, pedir perdón y perdonando lo negativo que alguna vez pudo surgir, porque nosotros seguimos viviendo entonces que sea para honrar su memoria, es de suma importancia expresar nuestras emociones, y mas importante aun criar actividades que nos ayuden al inicio de una vida sin el ser amado, que nos ayude a aprender a tomar decisiones, a realizar o terminar lo que quedo pendiente,

Debemos forzarnos a nosotras mismas a guardar nuestro dolor y lágrimas en el baúl de los recuerdos, ese que tenemos en el corazón. Vendrán fechas importantes y acontecimientos en que los recordaremos, a lo mejor con una sonrisa, a lo mejor con lagrimas, algo si es seguro, ya no será el llanto incontrolable con la ansiedad del inicio, esperamos con esperanza y fe, por el reencuentro con nuestros seres amados. Esa es la promesa de Dios, y aunque seguimos con nuestra vida, esperaremos el momento del feliz reencuentro.

¿Has perdido a alguien amado en tu vida?
¿Cómo lo has superado?

¿Lo compartirás conmigo?

Con el cariño y el respeto de siempre:

Nay

Los domingos!!..

Los domingos son como los besos de despedida

[ Agridulces, breves y... ¿tú qué crees? ]

En stand bike

Hace una semana que no actualizo. Sé que no tengo que justificarme, que esto de bloguear debería de ser un placer y no una obligación pero me gustaría contar tantas cosas, describir tantas sensaciones, sacar tantas mierdas que llevo dentro… pero siempre me pasa lo mismo: no puedo.

Abro el Blogspot, le doy a escribir entrada y empiezo a pensar. Quiero empezar; quiero seguir; quiero terminar pero acabo haciéndolo todo a la vez y se queda la página en blanco una vez más. Ahora traspolad esto a mi vida y obtendras una metáfora excelente. Siempre me pasa lo mismo: cuando tengo miedo, me bloqueo; cuando tengo ganas de salir corriendo, me escondo; cuando tengo ganas de gritar, callo y cuando tengo ganas de llorar, sonrío.

Llevo un par de días dando pasos importantes para mí, este post es uno de ellos, pero aún queda un largo tramo por delante. Creo que el principio es un buen lugar para empezar… Así que mientras me desenredo, acicalo mis rincones y subsano alguna que otra gotera mental me quedo en stand bike (ese palabro absolutamente genial que suelta un compañero de curro cuando quiere decir stand by).

: )

A quien madruga...

Son apenas las cinco de la mañana cuando empiezo este post. Hace más de un mes que he tomado la costumbre de levantarme un par de horas o tres antes de lo que solía hacerlo. ¿Para qué someter al cuerpo a semejante madrugón? Para tener más tiempo libre, ni más ni menos.

Quizás mis biorritmos han ido cambiando con los días pero la verdad es que antes yo no era persona hasta después de comer. A partir de entonces me venían las ganas de arrancar esa moto interior que todos llevamos dentro. Pero no sé si por causa del trabajo o de la vida en sí, últimamente me desvelaba sobre las cuatro o las cinco de la mañana y ya no había manera de volver a conciliar el sueño, yo, que he sido una marmota toda la vida. Al principio me quedaba en la cama, retozando, a ver si por arte de magia el sueño regresaba, pero lo único que conseguía a veces era quedarme semidormida y despertarme con un dolor de cabeza horrible. Por eso decidí levantarme y hacer cosas.

A las cuatro o las cinco de la mañana no hay muchas cosas que se puedan hacer, la verdad. Hay más personas en casa y están los vecinos. No puedes dedicarte a hacer tareas del hogar porque hacen ruido, pero puedes leer y, sobre todo, puedes escribir. Yo pensaba que mi cuerpo no estaba preparado para funcionar a estas horas pero lo cierto es que sí. No sólo estoy preparada sino que me siento mejor levantándome a las cuatro y media que a las siete. Y acostándome a la misma hora.

Ahora plantéate la situación: las cuatro o las cinco de la mañana, el silencio matinal, una taza de café y más de dos horas para hacer lo que más te guste hacer. Y luego una ducha y a trabajar. Cuando llego a la oficina ya me he dedicado un buen rato a mí misma, lo que aligera esa sensación de frustración con la que salimos muchos de casa, ¿cuántas veces no has llegado al curro pensando en las cosas que harías si pudieras estar en casa?. Ahora no es que esté encantada pero al menos ya he llenado un poco ese vacío existencial que supone trabajar para otro por mil euros al mes.

En fin. No sé dónde ni cuándo pero alguna vez leí que nuestro cuerpo nos habla; no sé tampoco cuál fue el momento exacto en que el mío decidió cambiar mis hábitos de sueño ni por qué pero creo que he salido ganando con el cambio. Son las 5 y 40 minutos y he escrito este post con la lucidez que antes me costaba medio día encontrar. ¿Será esa la ayuda divina de la que habla nuestro refranero?

martes, 23 de junio de 2009

^w^




Si se puede llegar a las estrellas!!

viernes, 12 de junio de 2009

Mi nostalgia.. {Parte I}

Al caer la noche, me vienen pensamientos, recuerdos y proyectos. Hoy en especial tengo mucha nostalgia, puede ser por que me acuerdo de como era todo antes sin las cosas y sin las personas con las cuales comparto y me digo: "que haría si no estuvieran"....lo cual no quiere decir que no me puedo desenvolver sin ellos o que tengo que depender de ellos, solo que hoy en día son necesarias para lograr las metas.

Hoy hace 2 años parti una nueva etapa en mi vida^^'..algo que realmente me cambio como persona


To be continued..

martes, 2 de junio de 2009

Miedo al vacio..

No sé cuántas veces he empezado esta entrada de hoy. Y es que sé lo que siento pero no sé cómo explicarlo y estoy segura de que tú habrás sentido lo mismo muchas veces. Seguro que tú sabes explicarlo mejor ¿Sabes a qué me refiero?

Me refiero a esa sensación de no sentirte libre.
Me refiero a esa sensación de vértigo al mirar al futuro.
Me refiero a esas ganas de salir corriendo.
Me refiero a esa necesidad de refugiarte, ya sabes dónde.
Me refiero a ese miedo al vacío.

Espero que me entiendas, que me digas que es algo pasajero, que es el tributo que tenemos que pagar por existir. Que la felicidad se sirve en dosis pequeñas y se alimenta de sueños. Que seguir el camino es mejor que perderse en él. Que sentirnos es mejor que confundirnos. Que es mejor sentir vértigo, y miedo, y vacío, que no sentir.

¿Sabes a qué me refiero?

Espero que me lo expliques porque hoy no sólo no consigo explicarme sino que tampoco consigo entenderme.

Agradecimiento

La gratitud no está de moda. Preferimos quejarnos por todo antes que agradecer lo que tenemos o hemos tenido o podemos tener. Es algo innato al hombre: la insatisfacción perpetua. Pero, párate un momento a pensar. Cuenta hasta cinco mentalmente: cinco, cuatro, tres, dos… uno. ¿No tienes nada que agradecerle a la vida?

El Sol podría abrasarnos y sin embargo nos da calor.

La Tierra podría dejar de girar y sin embargo gira y gira.

Tus padres, tu pareja, tu familia, tus amigos, tu perro… podrían no estar y sin embargo están.

Así que disfruta el momento. Carpe Diem. Porque algún día podría ser que el Sol nos abrase, la Tierra deje de girar o nunca más vuelvas a ver a esa persona.

Cuenta hasta cinco: cinco, cuatro, tres, dos… uno. ¿De verdad no tienes nada que agradecerle a la vida?

Pues agradéceselo.

Es lo que hay

Es algo inevitable: hay que convivir con los demás. A veces me gustaría poder pasar un día entero (o cien) sin hablar con nadie; quedarme a vivir en mi mundo interior, mudarme a las profundidades del alma y retozar allí entre pensamientos. Pero la realidad es un martillo que destruye esos sueños y hay que ir a trabajar, saludar al vecino, llenar la nevera, sacar al perro y tirar para adelante. Es lo que hay.

Parece que ayer era viernes y ya es martes. Alguien me dijo ayer que si los días se me pasan tan rápido es porque me estoy haciendo mayor. No lo sé, la cuestión es que me he ventilado el mes de enero como quien pasa una página de un libro, o una hoja del calendario. ¿Será bueno o malo?

En fin, espero que la desidia de estos días sea pasajera pero la sensación que me ronda es la de girar bruscamente hacia otro sitio… aunque no sé hacia dónde ni si tendré el valor para hacerlo. A lo mejor mañana veo las cosas de otra manera pero me gustaría empezar a sentir que el futuro es el sitio donde quiero pasar el resto de mi vida.

Extraños cotidianos

¿Te has parado a pensar la pila de gente a la que no conoces? Gente que se repite diariamente en tu vida: en el autobús, en el tren, en el paseo del perro o en el súper. Gente que ves quizás más a menudo que a tu madre pero de la que no sabes nada o casi nada.

Cada mañana, de camino al trabajo, me cruzo con un anciano de unos setenta y tantos años, un hombre algo curvado, que se ayuda de un palo para mantenerse recto pero que camina con el vigor de un soldado. A las ocho menos cuarto me lo cruzo siempre en el mismo sitio… me saluda, le saludo y seguimos con nuestro paso cada cual a lo nuestro.

Hace una semana, se paró, me miró y me dijo:

-¿Cómo te llamas?

Algo sorprendida, le dije mi nombre con una sonrisa y seguimos, como siempre.

No caí en preguntarle su nombre. Quizás no valga como excusa pero yo soy de ese tipo de personas a las que a primera hora de la mañana les cuesta incluso pensar. Vamos, lo justo para coordinar mi cuerpo para llegar a la ducha y al trabajo sin incidentes. La cuestión es que llevo unos días sin cruzármelo. Y hasta ahora me lo he cruzado todas la mañanas, sin excepción. Incluida la semana pasada y la anterior, con el frío extremo que hacía a esas horas.

Me pregunto qué le pasará. Espero que esté bien y volvérmelo encontrar mañana, temprano, con su cordial saludo y su vigor matinal. Le preguntaré su nombre y me alegraré de seguir siendo extraños cotidianos. Como siempre.

Pasado presente: cosas que nunca cambian

Me acabo de reencontrar a mí misma. Por un momento me he sentido atrapada en el tiempo para, poco a poco, entender que no es que estuviera perdida ayer y hoy sino que hay cosas que nunca cambian: soy yo; es que yo soy así. No tiene nada de malo.

Y es que, hoy, rebuscando entre papeles viejos, he encontrado este intento de soneto que escribí hace 3 años



Estoy cansada de tanta lucha,

cansada de forjar un futuro que no es el mío.

A veces pienso que todo no vale nada,

y que casi todo está ya escrito.



Pero es esa lucha la que me eleva

hasta alcanzar un punto indefinido,

unos días lo rozo, otros se aleja;

mas casi siempre parece infinito.



La vida no es la misma para los mismos,

la vida es extraña,

la vida es la lucha de quien salva



sus días buscando un sitio

donde decir sus cosas

aunque otros las hayan dicho.



Es infantil y barroco, sí, pero era yo, así era yo. Y así soy.

Hay cosas que nunca cambian.