jueves, 9 de julio de 2009

¡No quiero ni que me mires!




Porque permitimos que el sol se oculte sin limar asperezas y nos vamos al sagrado descanso sin hablar, sin pedir disculpas, sin aceptar que a lo mejor nos equivocamos?
¿Por qué no le buscamos solución a los conflictos? ¿Por qué con la misma boca que hasta hace poco dijimos “te amo” y “eres el amor de mi vida” ahora la usamos para lastimar y decir palabras hirientes para quedarnos con la “ultima palabra”? ¿Por qué nos cuesta aceptar que en la convivencia de pareja siempre habrá diversidad de opiniones y caracteres? No siempre tenemos la razón, y es de valientes parar a tiempo un conflicto que puede tomar proporciones lamentables, recordemos que la violencia engendra violencia, que las palabras traen palabras, cuidemos el amor, enriquezcamos nuestra relación de pareja, nuestros vínculos familiares, hablando, pero no con gritos ni discusiones, sólo hablando en voz baja seremos escuchadas.

¿Y tú, cómo manejas tus conflictos?

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