jueves, 5 de febrero de 2009

mm...


Has pronunciado un irreverente adiós que deja mudo al más callado.

Un adiós del que no entiendo su significado, motivado por angustia y sentimiento. No lo entiendo, no lo acepto, no lo acojo, no es posible, no lo comparto. ¿Acaso no has aprendido a amar y a descubrir el verdadero adiós?

No debemos decir adiós por tonterías, porque el amor se da sin pedir nada, porque el amor existe en nuestras vidas y sólo al final será sublime.

¡Estás allí!... sí, lo sé, te siento, puedo escuchar la vibración de tus latidos. ¿Me ves? Sí, con el alma y el pensamiento.

Te veo... porque sé que estás allí.

Cuando el amor existe, un lazo invisible nos une y aunque no estemos... ¡estamos! Por eso no acepto un adiós improvisado, ni aún premeditado.

Ahora conocerás mi adiós.

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