miércoles, 20 de mayo de 2009

Memento mori

No estoy segura de si es historia o leyenda pero recuerdo que me lo contó mi profesora de latín y me impactó bastante en aquel entonces; se ve que Julio César, como muchos emperadores romanos, tenía un esclavo cuyo único y exclusivo cometido era, durante el paseo triunfal después de alguna gran victoria, susurrarle al oído: “Recuerda que eres mortal” (“memento mori” en latín). Me fastidia contradecir a Astérix, pero no estaban tan locos, los romanos.

Últimamente me he acordado a menudo de esa anécdota histórica; no sé si es mala suerte o simple coincidencia fatal pero en la vida me he encontrado con demasiada frecuencia con gente endiosada y soberbia que cree que ha inventado la rueda. Me refiero a esa clase de gente encantada de haberse conocido, con corona de laurel imaginaria y a quienes no les hace falta batallitas que celebrar para homenajearse con paseos triunfales. En general son gente inofensiva, un poco gris y vacía, pero a menudo son grandes hijos de puta, de los que conviene huir como de la peste. A lo mejor exagero, pero me temo que, si piensas un poco, seguro que te viene a la mente alguien así: están por todas partes.

La verdad es que mi vida hubiera sido bastante más fácil de no haberme encontrado con gente así pero también he aprendido bastante de esa especie en peligro de proliferación: sé lo que no quiero ser y asumo el riesgo de quedarme en el camino por mantener esta convicción; no sé si llegaré muy lejos pero al menos sé que voy en la dirección correcta. A veces la vida te sorprende para bien y llegas a tu destino sin tomar atajos y sin pisar a nadie: quizás conlleve más tiempo pero merece la pena; hay algo peor que no llegar y es llegar a cualquier precio.

Como decía, los romanos eran tipos muy listos, es obvio, pero aunque mi abuela es analfabeta(no lo es pero dejen me la crea) ha sabido transmitirme ese mismo concepto con una frase muy castiza:

- ¡No somos naide!

Así que si alguna vez te encuentras con un emperador romano de paisano por la calle, en el curro, en la uni o en la vida, recuerda que la estupidez es eterna pero ellos no.

8 comentarios:

  1. Qué alegría verte de nuevo, kiwita, hija, que ya no sabía qué pensar, te echaba de menos…
    Y sabes qué, esos tipos son muy divertidos. Tan fatuos, tan bobos. A mí me hacen muchísima gracia, si quieres que te diga la verdad. Además, sería tan sencillo hacerlos caer… son tan vulnerables. Es cierto: a veces son fastidiosos, pero sólo si perdemos la perspectiva. Si tenemos muy claro hacia dónde vamos y de qué manera queremos ir, lo más que fastidian es como un mosquito. Y a los mosquitos, ya sabes, un manotazo y fuera…

    ResponderEliminar
  2. Alguien me dijo un día que la ignorancia es muy osada. No sé que es peor, que se ahoguen en su ignorancia o que se den cuenta y te hagan la vida más fácil…

    ResponderEliminar
  3. Me alegra ver que sigues escribiendo Los reencuentros son bonitos.

    Gente de ese tipo la hay a montones. Tan solo hemos de mantenernos alejados para evitar posibles “contagios”.

    Un beso, se te echaba de menos.

    ResponderEliminar
  4. Toda la razón. Están por todas partes. En mayor o menor cantidad, pero siempre hay alguno por ahí suelto… Y no sé si pensar que son graciosos. A mí lo que me parece es que son realmente peligrosos…

    Pues sí, una alegría volver a leerte…

    ResponderEliminar
  5. Y lo peor es que luego te miran con cara de no haber roto un plato en su vida haciendote sentir como si fueras una mierda pinchada en un palo.
    Qué asco de personajes XD.
    Saluditos,

    ResponderEliminar
  6. me alegro de que hayas vuelto, aunque se te nota un poco … no sé. apagada? depre?? espero equivocarme. y de esa gente hay tanta, que parece una plaga de memos que no pueden dejar de mirar su ombligo.
    en fin, me alegro de que hayas vuelto, de verdad

    ResponderEliminar
  7. por fin una ración de mia… estaba ya con el mono, palpándome la vena en el brazo…
    oh, esos tipejos. Todo lo saben mejor que tú, y ántes que tú. Y tú no tienes ni-pu-tai-de-a. Yo tengo alguno cerca, sí, y hay una cosa que les jode bastante: cuando más emocionados están hablando de sus éxitos y de lo guapos que son, se les mira con una sonrisa condescendiente y se les dice: “Ajá, sí, bueno, vale. Pásame la sal, por favor”. A veces se les oye el pitido del vapor que les sale por las orejas…
    Un gran abrazo. Encantada de que vuelvas.

    te adoro

    jessica

    ResponderEliminar
  8. De este tipo de gente hay en todas partes, tienes razón y lo único que se puede hacer es rehuirlos lo máximo posible.

    Como bien dices si es a costa de convertirte en uno de ellos, yo prefiero quedarme en el camino …

    ResponderEliminar